Thursday, September 30, 2010

COMPETENCIA

El latir de su corazón aumentó notablemente. Ella lo sentía en sus oídos como un enorme tambor interno: Pon-pon. Pon-pon. Vió a la mujer vestida de blanco alejarse un poco mientras reía. Ella, al igual que las otras competidoras permanecían expectantes, dispuestas a luchar hasta las últimas consecuencias para lograr el preciado trofeo que significaría tanto para su futuro. Se veían de reojo, midiendo posibilidades y calculando la táctica a emplear para lograr su objetivo. Mucha gente las miraba con curiosidad, algunas señoras con envidia por el momento próximo.
Pero ya era el momento decisivo. La mujer de blanco que dirigía la competencia se situó en un lugar elevado y se dispuso a continuar. Mostró a las competidoras el elegante trofeo, les dio la espalda y comenzó la lucha.
Algunas de mayor estatura trataron de tomar ventaja, pero otras como Ella, no muy alta, compensaron la diferencia con una mejor posición en el frente. El trofeo estaba ya al alcance de dos o tres competidoras, pero Ella hizo una finta a la más alta y se adelantó un paso a la otra, logrando apropiarse del trofeo ante la admiración de las demás.
Con el ramo de novia en sus manos, se dirigió sonriente hacia su mesa, seguida del aplauso del respetable.

A.R. septiembre de 2010

Sunday, September 26, 2010

HAI-KUS a la lluvia

La lluvia es llanto
que en esta tarde triste
moja mi canto.

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Lluvia amorosa
que con sus finas gotas
viste a la rosa.

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La lluvia tiene
una nueva añoranza
siempre que viene.

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Húmedo canto
que nos brindan las nubes
con triste llanto.

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Siempre que llueve
la lluvia te recuerda
y me conmueve.

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Con gotas frías
la lluvia enliquidece
mis tristes días.

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A.R. septiembre de 2010

Tuesday, September 21, 2010

AVENTURAS DE JUBILIUS (Cuento para niños)

Jubilius es uno de los 1,473 millones de niños que viven en este planeta y, como todos ellos, es curioso y arriesgado. En una ocasión encendió el radio de su casa e intentó trepar por las notas musicales que salían de la bocina, pero como no resistían su peso, tuvo que aumentar mucho el volumen del aparato para que las notas fueran más grandes y lo aguantaran. Una vez que hubo suficiente volumen para sostenerlo, Jubilius subió a las notas y trepando, trepando, llegó hasta el lugar a dónde el viento transporta los sonidos musicales que se producen en La Tierra: un enorme salón con piso y techos de cristal y paredes que cambiaban de color según fueran los sonidos que iban llegando. Las notas en que llegó Jubilius eran de un Rock and Roll, por ello las paredes se pintaron de un color rojo caliente.
Unos simpáticos seres, vestidos con ropas de papel blanco, metían las notas musicales, luego de clasificarlas, en unos discos que tenían guardados dentro de un acordeón pintado con muchos colores.
Jubilius notó que al fondo del salón había un piano, se acercó a él y levantó su tapa, adentro encontró una bicicleta pintada de azul con manubrios dorados, lo que indicaba, según el manual de los cuentos, que servía para volar.
Jubilius se puso feliz, pues siempre había deseado volar en una bicicleta de esas, la tomó y como nadie le hacía caso, montó en ella y salió por una ventana volando alegremente.
Afuera, tomó un buen trago de un sabroso calorcito regalado por un hermoso Sol que brillaba cercano. Voló durante un gran rato, hasta llegar a un lugar con muchas nubes y relámpagos. Se dio cuenta de que los relámpagos eran como caminitos que llevaban a La Tierra, sólo que duraban muy poco tiempo encendidos, de manera que si quería regresar, tendría que hacerlo por uno de ellos y rápido. Tomó vuelo y cuando un relámpago apareció, condujo la bicicleta sobre él y comenzó a bajar en forma vertiginosa, de pronto el relámpago se apagó y Jubilius se vio en el espacio sin apoyo alguno. ¡En plena caída libre! Gritó asustado, en la caída perdió la bicicleta y continuó cayendo sin remedio.
Con los ojos cerrados por el miedo, no advirtió que se aproximaba a una enorme red en la que fue atrapado; dicha red estaba formada por palabras y música. Luego de abrir los ojos y escuchar con atención, JUbilius se dio cuenta que se encontraba en la red de ondas de radio, pues identificó varios anuncios comerciales y canciones que conocía muy bien. Ahora sólo tenía que esperar un poco para llegar a casa.
Se montó en un anuncio de galletas y esperó unos minutos, al cabo de los cuales el anuncio en que viajaba, bajó volando hasta el radio de su hogar. Jubilius salió por la bocina del aparato junto con el anuncio comercial y se encontró nuevamente en su sillón favorito, feliz por la aventura vivida.

A.R. año 2005

Sunday, September 19, 2010

EL POLLITO AMARILLO

Erase una vez un pollito. Un pollito amarillo. Este pollito invertía su tiempo en picotear migajas, semillas pequeñas, pedacitos de hoja verde, beber agua y todo lo que pudiera ayudar a saciar su apetito. No podía comprar algo para comer, pues no tenía monedas, ni trabajo. A fin de cuentas ¿Quién quiere dar trabajo a un pollito? No podía cargar leña como el burro, ni cuidar la casa como el perro. Sólo podía pepenar pequeños trozos de alimento que estuvieran en el suelo. Todo iba más o menos bien hasta que a alguien se le ocurrió ocupar el pico de Pollito para confeccionar un silbato ¡Eso si fue grave! Sin pico, Pollito no podía pepenar para comer ni beber agua. Luego de mucho pensar, Pollito decidió usar un popote para suplir su pico y al principio funcionó pero después de unos dias el popote se estropeó y ya no sirvió más.
Pollito entonces decidió recuperar su pico, robó el silbato que habían hecho con él y lo colocó en su lugar.
Ahora, cada vez que el pollito amarillo picotea para comer, los silbidos de su pico le regalan música de fondo. Pero su mamá lo regaña por silbar mientras come.

A.R. septiembre de 2010

Tuesday, September 14, 2010

HAI KUS

Cada mañana
entra un nuevo libreto
por mi ventana.

- o -

Muere la tarde
vencida por la noche
¡Qué Dios nos guarde!

- o -

Cuando camino
dentro del cementerio
reto al destino.

- o -

Cuando hago versos
por medio de mi pluma
hablan mis muertos.

- o -

Aquella rosa
cree que su lozanía
es la gran cosa.

- o -

Miro mis canas
y de hacerlo de nuevo
no tengo ganas.

- o -

A.R. septiembre de 2010

Saturday, September 11, 2010

POR QUÉ OPINO QUE NO HAY NADA QUE FESTEJAR

Mi muy personal opinión es que no tenemos nada que festejar en este tan cacareado bicentenario.
No podemos festejar independencia cuando es tan notoria la intromisión de USA en los asuntos de México. Los capitales que lucran en el país son en su mayoría, extranjeros. Nuestro gobierno, debido a los préstamos que ha obtenido del Banco Mundial, tienen que seguir las directrices que EEUU le dicta en materia económica. El poderío de los grandulones del norte introduce por medio de la televisión, su cultura. La música, la manera de vestir y hasta el idioma han sido impuestos por la tv, quien, a manera de un loro, sólo repite lo que dicen los gringos en sus series, por cierto, plenas de violencia y ñoñería.
No podemos festejar una independencia cuya lucha emprendida por Hidalgo y seguida por Morelos, fue interrumpida por los que le siguieron y quedó trunca sin haber llegado a consumarse.
En cuanto a la revolución, nunca hubo tal, sólo una lucha de grupos, sin una ideología definida por la que luchar. Cierto es que el combate por la revolución se inició y fue seguida por varios individuos que realmente querían cambiar el estado político, social y económico del pueblo mexicano. Pero esa lucha terminó con la muerte de Villa y Zapata. Nunca se llevó a cabo la tal revolución. Los bastardos de siempre,los que sin amor a la patria se abanderaron como revolucionarios, sólo buscaron su provecho personal convirtiendo en partido político,el nefasto PRI, al intento de revolución.
Por eso digo que no tenemos nada que festejar. Si conmemorar, recordando aquellos luchadores limpios que enarbolando las ideas de gente como los hermanos Serdán, cayeron luchando por una bandera que luego fue envilecida por los sátrapas "robolucionarios".
Me decía alguien que no estamos igual que hace 200 años Desde luego que no, pero esto no es debido a ninguna independencia ni revolución. Eso se llama evolución y es un proceso natural en toda sociedad.
Por eso invito a quien lea esto a conmemorar. A conmemorar esos hermosos intentos que la historia nos narra y que, en su momento, debemos continuar para honrar la memoria de esos hombres y mujeres que sacrificaron su vida en defensa de un ideal.

A.R. septiembre de 2010

Thursday, September 09, 2010

LIBRE COMERCIO

El maleante entregó un portafolios negro conteniendo el polvo. Recibió a cambio otro, conteniendo varios fajos de dólares.Caminó hasta su auto, satisfecho, y partió

Esto es el libre comercio. Bueno para ambos participantes. Uno se dehizo de un kilogramo de carbonato y el otro de algunos billetes falsos.

A.R. septiembre de 2010

Monday, September 06, 2010

EL ROCKERO

Con aprecio para IHE

Es viernes por la tarde, Nacho limpia su vieja guitarra eléctrica "Héroe de mil batallas" como la llama.
Cada vez que tiene tiempo, la rescata del cuarto de los trebejos para limpiarla, tocarla un poco y recordar entre sus arpegios aquellas tardes o noches de música y "cuatitud" con sus amigos, (en ese tiempo eran la "flota" y no la "banda" como actualmente dicen los "chavos"). Se acuerda del flaco, de Beto, de Armando y de algunos otros compañeros de aventura musical en la década de los sesentas; cuando enfundado en sus jeans y su chamarra de cuero, apantallaba a las nenas con el sonido de su guitarra y entonando aquello de "Besos por teléfono" o "Buen rock esta noche". ¡Qué pachangas! Piensa con nostalgia. En ese momento llega uno de sus hijos quien le dice: ¡Hola, Gran Jefe! ¿Cachondeando la lira? Muy bien. Luego se retira a su habitación, riendo. Él sonríe y continúa con sus recuerdos. Recuerda a su padre. De él aprendió las primeras pisadas para tocar guitarra. ¡Cómo se lo agradece en este momento! Su padre, él también amaba la música, aunque distinta al Rock. Lo recuerda cantando boleros con sus amigos y haciendo críticas al Rock: "Eso es pura pachanga, guitarrazos y tamborazos. No tiene cabida para cosas románticas"
Su padre. Algunas veces ha deseado componer alguna canción a su recuerdo, pero inevitablemente, al intentarlo, recuerda aquella sentencia inexorable: "El Rock es festivo. No sirve para hacer canciones sentimentales..."

A.R. septiembre de 2010